Las últimas semanas del embarazo pueden, entre otras cosas, ser un buen momento para pensar y planear la llegada del bebé. Esto no significa que no hayas pensado en tu futuro hijo antes, sino que anticipes lo que vendrá para que todo fluya mejor, es decir organizándote.
Desde planificar su lugar, dónde lo alimentarás hasta quien podrá ayudarte, tender redes con gente cercana.
El gran cambio que implica la presencia del recién nacido insume mucha energía y si bien la alegría que significa tener un hijo se junta con las propias y normales emociones del puerperio.
Es importante la ayuda en casa, poder descansar cuando el bebé duerme, tener con quien dejarle un ratito el bebé para desde bañarte tranquila, si tenés otros hijos estar a solas con ellos, o tomarte un café con tu pareja.
Compartir con otras mamás que están en la misma etapa vital, a través de diferentes grupos de puerperio, también puede ser una opción muy valiosa.
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